En una ocasión, siendo aun estudiante de Diseño de Interacción en mi primer semestre de la Universidad Iberoamericana Puebla, alguien me dijo: “todo aquel contacto que fomenta la manipulación de otro elemento, es interacción”
Esto es totalmente cierto, jamás tomé ese comentario como algo no real, sin embargo, el concepto de manipulación, de acción reacción, ha evolucionado a través de los años, es cierto que quizá debimos estudiar la historia de la interacción, y aunque suene burdo, ésta sencillamente empieza desde que el hombre dijo: “voy a diseñar esto, para usarlo de ésta manera”
Si bien es cierto que las señales de humo ya son un ejemplo de interacción (un una lanza, un cubierto, una rueda) no es esa la razón por la que, como alumnos, venimos a estudiar, creo que muchas disciplinas pueden diseñar un objeto interactivo, entre ellos los diseñadores de interiores, los diseñadores industriales, los arquitectos y nosotros mismos, los diseñadores de interacción.
Una casa es un objeto (a gran escala) con lo que se interactúa, un mueble, un extractor de jugo o una secadora de ropa, pero todas éstas cosas ya tienen un especialista.
Desde el nacimiento de la computadora, el mundo de la interacción comenzó a darse con cinco factores básicos, el mensaje, el usuario, hardware, software y la interfaz imaginaria.
Estos conceptos pueden sonar raros, pues son a mi parecer los factores que componen el tipo de interacción al que nosotros nos especializamos como diseñadores de interacción, los explicaré a continuación.
El mensaje es el conocimiento que se busca transmitir, y el usuario es la persona que busca ese conocimiento, el hardware es la interfaz física, el aparato con el que nos corresponde interactuar según el tiempo en que vivimos, el software es el programa con el que se ejecuta la aplicación, y la interfaz imaginaria es el conjunto de símbolos, imágenes, íconos y pictogramas puestos de una manera ordenada y entendible.
El diseñador industrial podrá hacer una cuchara, pero no tiene que hacer todo un lenguaje y orden especial para que el usuario ubique sin problemas como usarla, el mundo (o casi todos en él) saben como usar una cuchara.
Sin embargo, cómo usar un programa en específico requiere de un orden de conceptos (ordenar la información), de un orden gráfico (lugar, espacio), de un orden secuencial (tiempo). El diseño de interacción digital, no es un conocimiento colectivo, puede haber aplicaciones que nos parezca que tienen cierta uniformidad, pero no gozan de la universalidad con la que uno entiende como usar una cuchara.
Como humana, más que como diseñadora de interacción, me gustaría que al transmitir esos conocimientos, se gozara de universalidad, pero quizá eso sólo es una utopía, además de que, cómicamente, perdería mi trabajo, la única manera en que creo que pueda ser eso posible es por telepatía, así que: lenguajes nuevos siempre va a haber es lo menos importante, y el diseño de interacción a mi parecer, nunca, va a ser tan fácil como usar una cuchara.
El diseño de interacción, cuando menos el digital que es lo que siento me compete, a mi parecer, siempre, va a estar ligado con el aspecto social, porque donde hay una máquina y un humano, debe haber un puente que ayude a la comunicación, o bien, entre varios humanos y una máquina.
No quiero excluir la interacción humano a humano, sin embargo, como ya expliqué antes, creo que no es en lo que generalmente se especializa un diseñador de interacción, pues, aunque tiene que ver con interacción, varios profesionistas comprenden la interacción… llamémosla “táctil y/o directa” claro que hay casos raros por todos lados, esa generalidad, mal usada, podría hacer que llamáramos a un psicólogo, un diseñador de interacción, y lo que queremos es acotar, no generalizar más.
En México, muchos de los aparatos son de origen extranjero, en especial los aparatos enfocados al área medica, me he dado cuenta de que carecen de un verdadero diseño de interacción, hay interacción (no un diseño de ella), ergonomía, mecánicamente funcionales, pero que descuidan el punto humano, la intervención del usuario, a simple vista uno no entiende como operarlos, y un buen diseñador de interacción digital quita de encima el dolor de cabeza que es leer un manual. Nuestros interactivos te harán pensar, por supuesto que sí, pero no en cómo usarlos, sino en lo que sea que tú estés buscando realizar.
Lo que la profesión pide, a resumidas cuentas de un diseñador de interacción digital, en una oración es “ser un todólogo”, pero México no tiene la infraestructura (aun) en los hospitales públicos, en las escuelas de la sierra y casi en ningún lado para implementar estas tecnologías, y aunque así fuera, tendríamos que tener una educación básica que nos permitiera tener acceso a la alfabetización digital, eso incluiría cursos de computación que abarquen más allá de Word y Excel, en muchos estados de E.U. las votaciones ya se dan con pantalla táctil, ni soñarlo aun en México, nos falta la educación digital. (Vaya… educación en general, dejémosla ahí, no robarse las pantallas, ni rayonearlas)
El pueblo como tal no está listo para gozar del diseño de interacción por todos lados, como diseñadores de interacción nos podremos emplear en las ciudades, y con la gente de ingresos medios o altos, que puedan pagar por ese poder, la información, que vamos a digerir para entregarla.
Saffer Dan (2010) “Desining for interaction” Segunda edición Editorial. United States, California. Editorial New Readers.